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Al igual que la novia cuida al máximo cada punto de su imagen, tanto los meses previos como el día de su boda, es importante que dedique máxima atención a su vestido.
Se imaginarán que un vestido de novia arrugado o con manchas por un mal cuidado puede llegar a causar muchísimo estrés a la novia. Les queremos dar algunos secretos para evitar todo tipo de imprevistos y que ese día se vean espectaculares: Antes de la boda Los momentos previos a la boda, cuando ya tenemos el vestido en nuestra casa a la espera de poder vestirlo el día clave son totalmente decisivos. Debemos cuidar tanto el trato que le demos nosotras, como el resto de las personas que vivan en nuestra casa, especialmente en el caso de niños pequeños. Cuando la novia recoge el vestido de la tienda, éste es entregado totalmente impecable. En este punto, y cuando lo llevemos a casa deberemos mantenerlo colgado de los tirantes que vienen en el vestido especialmente para esto. De esta forma, evitaremos que otras partes del vestido pueden ser lastimadas o se produzcan cambios en su estructura original.
El día de la boda Ha llegado el gran día. Seguro estaás entusiasmada de lucir tu traje, con un bonito peinado y maquillaje, y todos los complementos que has elegido expresamente para este momento. Durante los días anteriores, hemos conseguido mantener el vestido impecable en nuestra casa, pero también puede mancharse momentos antes de la boda.
Después de la boda Comienza un nuevo día en tu vida, tras todo el ajetreo de la boda, el baile… Ha llegado el momento de comprobar el estado en el que se encuentra tu vestido.
Conservar el vestido de novia en buen estado no sólo te permitirá tener un grato recuerdo a lo largo de los años, sino que incluso, podrás venderlo en De Novia a Novia. |
8/28/2015